Son muchas las leyendas que envuelven al municipio. Una de ellas está relacionada con el castillo de Sirgal, primer castro, del que hoy ya no queda nada. Se refiere a un sepulcro que se encuentra en el cementerio situado en la ladera del castro donde se irguió la antigua fortaleza. En la loseta que cubre el sepulcro se acumula el agua de la lluvia y cuenta la tradición que ese agua permanece incorrupta todo el año hasta que en la noche de San Juan los vecinos del lugar acuden a lavarse en la pila del sepulcro.

 

La tradición oral también hace referencia a las propiedades milagrosas de la fuente de Santa Eufemia o a la parroquia de Novelúa donde se rendía culto a la diosa pagana Lúa.